El hombre que apuñaló mortalmente a seis personas en Sydney tenía problemas de salud mental en el pasado y no había indicios de que la ideología fuera un motivo en el ataque en uno de los centros comerciales más concurridos de la ciudad, dijo la policía el domingo. El atacante, identificado por la policía como Joel Cauchi, de 40 años era conocido por la policía del vecino estado de Queensland.
La familia de Cauchi lo reconoció y se puso en contacto con la policía el sábado tras ver las noticias de los asesinatos. “La familia, al ver las imágenes del suceso en televisión, pensó que podía tratarse de su hijo y se puso en contacto con las autoridades”, declaró Roger Lowe, subcomisario de la policía de Queensland.
Los testigos describieron cómo Cauchi, vestido con pantalones cortos y una camiseta de la liga nacional australiana de rugby, corrió por el centro comercial Westfield Bondi Junction con un cuchillo, atacando a la gente al azar. Algunos compradores y el personal del centro comercial del este de Sydney intentaron detenerle y la multitud se refugió en las tiendas cerradas.
“No hay hasta este momento, nada que tengamos, ninguna información que hayamos recibido, ninguna prueba que hayamos recuperado o inteligencia que hayamos reunido que sugiera que esto fue impulsado por alguna motivación particular, ideología o de otro tipo”, ha aclarado la policía.
Cauchi se había trasladado recientemente a Sydney. La policía dijo que había registrado un pequeño almacén que había alquilado recientemente, pero no encontró pruebas importantes que indicaran que se avecinaba un ataque. Cinco de las seis personas asesinadas eran mujeres, y la víctima masculina era guardia de seguridad de un centro comercial, según la policía.
Entre las personas trasladadas al hospital con heridas de arma blanca había un bebé de nueve meses, que se encontraba en estado grave pero estable, según informó la policía el domingo. La madre del bebé, Ashlee Good, falleció en el hospital a consecuencia de las heridas, según informó su familia en un comunicado.
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Ataques como el del sábado son poco frecuentes en Australia, un país de unos 26 millones de habitantes que cuenta con algunas de las legislaciones sobre armas blancas y de fuego más estrictas del mundo.
